Los padres deben cuidar que sus hijos no sean víctimas de estos criminales. | Foto: Archivo Semana

TECNOLOGÍA

Drácula y La Llorona no se comparan con los ‘monstruos’ de internet

Navegar por el ciberespacio tiene sus peligros, especialmente cuando quienes lo hacen son menores de edad. Aquí unas recomendaciones para identificar ‘cibercriminales’.

28 de octubre de 2015

El monstruo debajo de la cama o escondido en el armario, los espíritus que vagan por antiguas casas, los vampiros y brujas o la Llorona son los personajes que se ganaron la fama de malos y terroríficos. Los niños les huyen y los convierten en los protagonistas de sus sueños más horripilantes. Sin embargo, los verdaderos monstruos, y quienes en verdad deben estar en las pesadillas -y ojalá solo estuvieran allí-, son los que rondan las calles y se dedican a hacer daño a otros. Estos han encontrado en Internet un espacio en el que seguir delinquiendo. 

Según el Ministro de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC), David Luna, “la red ofrece a niños, jóvenes y adultos un espectacular portafolio de servicios, educación, cultura, entretenimiento e interconexión a través de las redes sociales; pero a la vez, representa riesgos, peligros y desafíos que todos debemos estar en capacidad de enfrentar”.

Este Ministerio presenta a través de su estrategia ‘En TIC Confío’, una serie de recomendaciones para que los usuarios del ciberespacio identifiquen a las personas inescrupulosas que utilizan las redes sociales e Internet para cometer delitos.

La cartera clasifica a las personas que aprovechan internet para esconderse y atacar.

Los monstruos reales

Troles: son cibernautas que prefieren permanecer ocultos detrás de la pantalla de sus computadores. Aprovechan el anonimato que les brindan el mundo virtual para insultar y calumniar a cualquiera que no esté en sintonía con sus opiniones o ideas. Su arma preferida: perfiles falsos y las secciones de foros y comentarios en sitios web.
 
Acosadores: a diferencia de los troles, estos personajes no ocultan su identidad pero persiguen en Internet a una persona a quien atacan sistemáticamente. En este caso, victimario y víctima pueden conocerse en la vida real, pero la red es el sitio donde se establece el abuso. Al ser una actividad permanente, se convierte en un calvario para quien la padece; de allí, que sea conocida por su nombre en inglés como ‘ciberbullying’. Su arma preferida: mensajes de texto y correo electrónico.
 
Estafadores
: personas con una gran capacidad de inventiva para convencer a sus víctimas de entregarles dinero, información confidencial o acceso a sus servicios web. Pueden hacerlo mediante envío de mensajes de correo electrónico falsos, o a nombre de entidades bancarias, personalidades famosas, organizaciones multinacionales o autoridades, para exigir algo a cambio. En ocasiones, convencen a sus víctimas de enviarles fotos comprometedoras que luego usarán para chantajearlos, a veces para poder sostener relaciones sexuales. Esta práctica es conocida como ‘grooming’.
 
Pornógrafos infantiles: estos tenebrosos personajes aprovechan los recursos que les ofrece la tecnología para capturar, obtener, observar, distribuir y vender imágenes y videos de menores de edad en situaciones sexualmente comprometedoras. Hacen parte de una cadena delictiva que comienza con las víctimas y termina en los pedófilos. Tan solo en 2013, más de 16.800 páginas web con contenidos de pornografía infantil fueron bloqueadas en Colombia, gracias a la acción de la Policía Nacional. Arma preferida: redes sociales y mensajes directos.
 
Pedófilos: existen tanto en el mundo real como en el virtual, donde encuentran un 'escondite' perfecto para hallar a sus víctimas sin ser descubiertos, y satisfacer sus perversiones. Son adultos que suelen ‘disfrazarse’ digitalmente de niños o niñas, para convencer a sus víctimas de enviarles fotos comprometedoras que luego usarán para chantajearlos a cambio de sostener relaciones sexuales. Esta práctica es conocida como ‘grooming’.  Hasta junio de este año, el CAI Virtual de la Policía Nacional había recibido 24 denuncias por ‘grooming’ y 35 por publicación de imágenes o videos con pornografía infantil.